Síndrome de la clase turista

Estar en reposo por tiempo prolongado, con las rodillas flectadas, dificulta el retorno de sangre venosa desde las extremidades inferiores hacia el corazón, haciendo la circulación más lenta y favoreciendo la posibilidad de la formación de coágulos. Entonces, ¿cómo evitar el riesgo de trombosis venosa profunda y embolia pulmonar?


Cuando la persona se levanta del asiento y camina, los trombos pueden desprenderse y viajar por el sistema venoso hasta los vasos pulmonares obstruyéndolos y provocando que extensas zonas del pulmón mantengan una ventilación adecuada pero sin que circule la sangre que debe eliminar el anhídrido carbónico y recibir el oxígeno.

Este fenómeno llamado embolia pulmonar puede ser un fenómeno menor, si el tamaño del vaso (o vasos) sanguíneo obstruido es pequeño, o un problema que signifique hasta la muerte si el vaso obstruido es uno de los mayores y por lo tanto el territorio ocluido es muy grande.

Si bien el riesgo existe para todas las personas que se mantienen en esta posición por períodos prolongados de tiempo, especialmente cuando el espacio para movilizar las piernas es muy estrecho, existen factores que incrementan este riesgo, como por ejemplo:

  • Personas con várices de extremidades inferiores
  • Historia de trombosis venosa profunda y éstasis venoso.
  • Pacientes con cáncer, especialmente adenocarcinomas.
  • Embarazadas.
  • Post parto de menos de un mes.
  • Personas usando estrógenos: anticonceptivos o tratamiento de cáncer de próstata.
  • Personas con edema crónico de extremidades.
  • Personas con cirugías ambulatorias y que viajan dentro de las 48-72 horas

Recomendaciones preventivas

  • Ejercicios de piernas y cuerpo, con frecuentes caminatas en los pasillos. Por lo que se recomienda a las personas en riesgo, tratar de conseguir asientos pasillo y no interiores, de manera de tener mas libertad de desplazamiento.
  • Evitar la deshidratación, que puede favorecer la hemoconcentración y trombosis. Se recomienda beber líquidos regularmente durante el viaje.
  • En caso de sufrir de várices, consultar a su médico para que le indique calcetines o medias elásticas adecuadas.

Otros riesgos en viajes prolongados

El estar en posición estática y con problemas de hidratación lleva a que el organismo en su afán de ahorrar agua, produzca una orina concentrada, favoreciendo a que la persona proclive a formar cálculos renales (litiasis renal), los desarrolle en estas cirscuntancias, de modo que el viaje se puede ver bruscamente alterado por un "cólico nefrítico", lo que produce un intenso dolor en la zona lumbar irradiado a la parte baja del abdomen (fosa ilíaca) e irradiación hacia zona genital.

En este sentido la persona con antecedentes de cólicos renales previos o que ha eliminado arenilla, debe preocuparse de mantener un flujo urinario normal, lo que asegura su buena hidratación. Esto es válido no-solo para viajes aéreos sino que terrestres, de larga duración.

Cambio de huso horario (Jet Lag): el cambio de horario por viajar hacia el Este u Oeste, atravesando mas de 4 zonas horarias, hace que el organismo pierda la orientación horaria y la persona no pueda dormir en la noche, tenga sueño en el día y deseos de comer a horarios totalmente inadecuado para el lugar que se visita.

En este sentido se recomienda llevar medicamentos que permita ajustar el sueño al lugar donde se llega, de modo de tratar de adecuarse a la hora local lo más rápidamente que se pueda. El acostarse a dormir después de un largo viaje, aunque esté en pleno día, puede hacer que la adaptación sea mas larga. Trate de relajarse (baño) y haga un paseo para conocer los alrededores, sin gran esfuerzo físico, pero espere que sea una hora cercana a la noche antes de acostarse a dormir. Si tiene mucho sueño, trate de hacer una siesta corta (1 o 2 horas), lo suficiente para completar el día y retomar el ciclo sueño-vigilia en la noche.

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