Hipotermia: fallas en el termostato

Una de las mayores amenazas del invierno en los adultos mayores es la hipotermia, la que se presenta cuando la temperatura corporal es inferior a 35ºC. Si es reconocida a tiempo, pueden evitarse graves consecuencias.


Los seres humanos tienen un centro de la termorregulación, un verdadero “termostato” que se encarga de mantener la temperatura corporal dentro de límites normales, independientemente de cuales sean las condiciones ambientales y la actividad física. Lo logra mediante mecanismos como el sudor, el temblor muscular y la vasocontricción-vasodilatación.

Sin embargo, con la edad, dichos mecanismos termogénicos se deterioran y la producción de calor en los ancianos disminuye. Es por esto que muchos adultos mayores pueden desarrollar una hipotermia leve (temperatura entre 32-35ºC), que si no es reconocida diligentemente, puede evolucionar hacia un proceso más grave (temperatura menor de 32 grados) que se puede presentar como una arritmia severa que implica riesgo vital.

Según explica la doctora Adela Herrera, geriatra e lnternista de Clínica Las Condes, la baja de temperatura corporal a esta edad se produce por una serie de motivos. Por una parte está la disminución de la masa muscular y de la falta de realización de ejercicio. También hay un aumento del umbral de sensación de frío, que retrasa la aparición del temblor, lo que se acompaña además de una reducción de la intensidad de los tiritones.

Muchas veces, además, se produce una menor ingesta alimentaria, ya sea por disminución de necesidades o por falta de recursos económicos; por existencia de depresión, anorexia o dificultad para preparar sus propios alimentos. Incluso, el uso de algunos fármacos interfiere con la termorregulación normal.

De todas maneras, el factor más importante es la exposición prolongada al frío, que es frecuente en ancianos que viven solos, sin calefacción o con deterioro físico o mental que les impide utilizarla.

Todo lo anterior incide en que las personas en la tercera edad sean más susceptibles de sufrir hipotermia: Si la temperatura del cuerpo baja de 32 grados, se habla de hipotensión severa y puede manifestarse como una arritmia grave que implica riesgo vital en más del 50 % de los casos de adultos mayores. De aquí la importancia de reaccionar rápidamente ante la evidencia de signos como debilidad, cansancio, letargo y coordinación alterada. En caso de hipotermia severa: delirio, taquicardia y baja presión arterial.

Consejos para un invierno sano

1. Estar atentos a los resfríos, que implican mayor riesgo de neumonía en adultos mayores. En ellos los resfríos se manifiestan con somnolencia o lentitud más que con fiebre o congestión. Ante estos síntomas, consulte de inmediato a un médico.

2. Se recomienda la vacuna contra la neumonía cada 3 a 5 años.

La prevención es el mejor tratamiento

  • Educar a los adultos mayores e idealmente al cuidador y/o familiar cercano sobre los factores de riesgo y los signos y síntomas de la hipotermia: debilidad, cansancio, letargo y coordinación alterada y, en caso de hipotermia severa: delirio, taquicardia y baja presión arterial.
  • Mantener una temperatura superior a 21ºC en la casa.
  • Evitar los cambios bruscos de temperatura.
  • Cubrirse la nariz al salir: el frío paraliza los cilios nasales, que filtran las impurezas del aire, y constriñe los vasos sanguíneos nasales, impidiendo que se entibie el aire que ingresa al aparato respiratorio.
  • Mantener una nutrición equilibrada. Consumir entre 25 y 30 calorías por kilo de peso y privilegiar las vitaminas, minerales y proteínas, que aumentan la masa muscular. Para elaborar un plan de alimentación, consultar a un médico.
  • Disminuir el consumo de alcohol y beber al menos un litro y medio de agua al día, ya que ayuda a regular la temperatura.
  • Usar ropa adecuada que impida la salida de calor: ropa que se ajuste al cuello, muñecas y tobillos. Usar vestimentas ligeras en capas en lugar de ropa demasiado gruesa que dificulte los movimientos; lo mismo con los cobertores de la cama.
  • Revisar que la ropa de cama esté seca, y cambiar inmediatamente la ropa húmeda o mojada.
  • Controlar el uso de medicación y no automedicarse, ya que muchos fármacos interfieren con la absorción de nutrientes, y la malnutrición es un factor de riesgo de hipotermia.
  • Aconsejar a los familiares o amigos de los adultos mayores que los visiten diariamente. Que examinen sus domicilios en busca de posibles causas de hipotermia. Evaluar la ropa de abrigo y ropa de cama, controlar el uso de medicamentos y enseñarles a comprobar la temperatura de su cuarto diariamente.
  • Siempre sospechar de hipotermia ante un estado mental alterado y una temperatura corporal inferior a 35ºC.