Cuando los exámenes reflejan que el colesterol y los triglicéridos están altos, muchos reconocen mayor preocupación, se preguntan qué ocurre y cómo revertirlo.
El diabetólogo de Clínica Las Condes, Rodolfo Lahsen, explica que el colesterol es un lípido o grasa que forma parte de las membranas de las células del organismo y se encuentra especialmente en algunos órganos como el hígado, páncreas, cerebro, como asimismo en la sangre, donde sus niveles se pueden medir. “La presencia de colesterol elevado en la sangre se ha asociado a enfermedades cardiovasculares”, añade.
El colesterol no se encuentra estático en el organismo, sino que está en un flujo continuo entre distintos órganos y tejidos. “El ‘bueno’ es aquel que se origina en los tejidos y se deposita en el hígado, llevando consigo grasa proveniente de las paredes arteriales, mientras que el colesterol malo se origina en el hígado y se dirige hacia los distintos tejidos, pudiendo depositarse en las paredes arteriales. No solamente son importantes los niveles de colesterol, sino que también un adecuado balance entre colesterol bueno y malo”, comenta el profesional.
Los triglicéridos, en cambio, son también un tipo de grasa en la sangre, “pero a diferencia del colesterol, no se originan a partir del consumo de grasa de origen animal, sino que se producen en el hígado, y están en estrecha relación con los niveles de obesidad de la persona”, dice el médico. Puntualiza que el hígado fabrica triglicéridos a partir de los ácidos grasos provenientes del tejido graso intraabdominal, y si bien no se depositan directamente en las arterias como el colesterol “malo”, habitualmente van acompañados de una disminución en los niveles del colesterol “bueno”. “Niveles muy altos de triglicéridos, en general, mayores a 1.000 mg/dl, pueden producir una grave inflamación del páncreas, llamada pancreatitis”, advierte.