6-9 años

Consejos para superar las irresponsabilidades escolares

El inicio de la etapa escolar puede generar ansiedad e inseguridad en algunos niños, lo que redunda en problemas académicos y conductuales que hay que corregir.

Apesar de las intensas campañas que vemos día a día para aumentar el consumo de frutas y verduras en el país, esto no se ha visto reflejado en un cambio importante de conducta. La gran mayoría de los niños prefiere el pan, las galletas y los dulces.

A medida que los hijos van creciendo, cada día deben cumplir con mayores compromisos y responsabilidades. El inicio de la escuela es uno de los más grandes pasos que tendrá que dar hacia la disciplina y el conocimiento. Dentro de las tareas del desarrollo del niño en edad escolar están las de adecuar su conducta y su ritmo de aprendizaje a las exigencias del sistema escolar, logrando así interactuar socialmente en forma adecuada con los profesores y con su grupo de pares. El cumplimiento de estas tareas es básico para el desarrollo de una buena autoestima y actúa como elemento protector de la salud mental del niño.

Sin embargo, este trascendental cambio, en algunas ocasiones, impacta negativamente en los niños, quienes comienzan a dilatar la realización de sus tareas y presentan los primeros problemas de conducta, que en algunos casos resultan ser más que un dolor de cabeza para los padres y pueden ser el inicio de graves dificultades en el ámbito conductual.

La neuróloga infantil de CLC Carolina Álvarez asegura que en general estas conductas se empiezan a desarrollar tras el inicio de la enseñanza básica, que es cuando suelen comenzar las clases más estructuradas. En este sentido, detalla que los principales problemas de disciplina en la escuela “tienen que ver con falta de respeto a la autoridad o a los pares, el aburrimiento, la desmotivación, dificultades de aprendizaje, dificultades de atención y/o control de impulsos y suelen ser interrupciones verbales, interrupción por uso de pantallas y agresión entre pares”.

Las causas de estas conductas pueden ser diversas. La especialista asegura que la más común es que a los niños les cuesta asumir las tareas como una responsabilidad personal. “Además, pueden existir falta de hábitos de estudio y planificación, falta de motivación o desinterés, o un síndrome de déficit atencional”, afirma la doctora Álvarez.

CONSEJOS PARA LOS PADRES

La especialista de CLC asegura que la prevención siempre es la clave, pues esto es parte de la crianza, formar niños autónomos los obliga a hacerse responsables de sus actos positivos y negativos.

“Es importante inculcar a los niños no sólo a través de palabras, sino que también por medio del ejemplo, que todos los actos tienen consecuencias, que sus fracasos son suyos, pero también sus éxitos. Uno cría a los hijos con ciertos valores, entre los cuales se incluyen la disciplina y la responsabilidad, y la disciplina implica perseverancia, que es la clave del éxito futuro”, dice la experta.

Al respecto, hace hincapié que los padres deben fomentar el concepto de que la irresponsabilidad hace a las personas poco confiables, por lo que es fundamental que los niños aprendan que exigir confianza implica ser responsable.

“No podemos formar hijos autónomos, si no son responsables en todos los ámbitos de la vida y si ellos exigen libertad, permisos o mesada, por ejemplo, deben demostrar responsabilidad, esto va de la mano del crecer y convertirse en adulto”, plantea.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

• Es fundamental que los niños aprendan a desarrollar competencias en el área emocional, de esta forma se propicia la buena conducta y el aprendizaje en el aula y en el hogar.
• Esto se traduce en aprender gradualmente habilidades para comprender, manejar y expresar las emociones en la vida, para relacionarse con los otros de manera adecuada, y adaptarse a situaciones nuevas.
• Si el problema es recurrente, crónico o progresivo hay que descartar la presencia de algún trastorno de base. Consultar con algún especialista (neurólogos, psiquiatras, psicólogos) en el tema aclara la causa y orienta la forma de tratar al niño.